LA NATURALEZA, MA & RI

En el segundo 62.456.832.000 de nuestra era, en la galaxia Vi se encontraba el planeta Ti con el país Es, la ciudad Co en el barrio Cas, y allí vivían una pareja de entrañables Gnomos que se llamaban Ma y Ri.

Ma preparaba su casita hecha de chocolate con las golosinas con que Ri le obsequiaba todos los días menos cuando traía cogumelos que se los comía él solito porque le gustaban mucho.

Lo que más le gustaba a Ma era llamar en la intimidad a Ri; si fueses más mayor te contaría los laberintos de pasiones que semejante llamada despertaba a nuestros protagonistas.

Eran tiempos revueltos y de locos cumpleaños. Ma y Ri eran muy queridos por los senderistas de Cas, siempre esperaban su alegría de vivir cuando se juntaban todos.

Un día, Ma y Ri, mejor dicho, Ma, tuvo una idea. La idea es la de porque no se juntaban todos los senderistas de Cas otra vez para ir en busca de Gerión porque Hércules precisaba ser patrimonio vivo de la Humanidad. Dicho y hecho, lo organizaron y, la verdad, todos sus amigos respondieron muy bien.

Pero las riñas políticas y el cambio climático pregonaban a los cuatro vientos lluvias y chaparrones sin cesar para el día que habían elegido.

Ma, muy preocupada, movilizó a Ri para que cambiase los planes y, en todo caso, posponer la reunión.

Y ¿sabes lo que pasó?

Pues eso, no pasó nada. Ni llovió, ni diluvió, ni hizo frío.

Y los senderistas en sus casas viendo el gran día perdido de senderismo ..., algunos lo aprovecharon bien para meditar en la intimidad al lado de su pareja los bienes de quedar acurrucaditos entre las sábanas ...

Y es que la dificultade levadeira de si non caes de fuciños caerás de cú, se repite en forma de la adivinación del tiempo vuelto al revés, vuelto al revés cuando hace un lustro en una isla cuatro mentecatos se reunieron para declarar que un país de oriente contaba con armas de destrucción masiva y después resultó que ná de ná. Uno de ellos, el llamado Ansar, hizo caso omiso de los gritos en contra de la intervención militar que manaban de su pueblo. Acaso, en una manifestación de "NO A LA GUERRA", el voluntario vestido con el traje blanco manchado de chapapote, exigiendo el "NUNCA MAIS" a los naufragios evitables, a la podedumbre del petróleo esparramado en la mar, acaso, este voluntario vio que Ansar ¿realizó algo bueno desde aquélla?.

Sí, mi querido lectorcito, de todas partes recibimos informes, informaciones, y pensamos que son verdad. Un día nos quedamos sentados sobre la Naturaleza para decirnos adiós con la cara del más tonto por haber creído en los cuentos de hadas y en los relatos de terror de quien nunca nada bueno quiere para nosotros.

Pero no te preocupes, porque el halo de los gnomos entrañables prepararán otro día de sueños de libertad en nuestro mundo azul mar y cielo, de las rocas, contrapunto de negros nubarrones, y de la hermandad característica de la vida senderista.

Porque los senderistas hemos sabido aprovechar el día sin senderismo, preparándonos para las rutas dulces y las más amargas, las de un sol de justicia y la de las lluvias calabobos, la del comer a deshora y la de comer con las manos ateridas de frío. Ser senderista es vivir, y equivocarse.

Mientras te cuento este cuento me imagino al mar y desde la costa una hilera de senderistas que, en silencio, avanzan hacia él embelesados por la música profunda del agua de sal y la roca fundidos en un abrazo mortal de Libertad.

Ma y Ri, esperamos impacientes la ruta que nos tenéis preparada con sorpresas. Sabed que si no está organizada por vosotros, la podremos hacer, pero estará falta de la magia que vosotros dos, gnomos entrañables, con vuestra fragancia de eterna juventud, regaláis para gozo y disfrute del mundo senderista.

Y así es como podemos dar por terminado este pequeño cuento, recomendando a Ma y a Ri los mejores susurros íntimos y la mayor fuerza exploradora en nuevas andainas a las que nos inviten.

Así sea.