domingo, 30 de diciembre de 2007

EL ROMANTICISMO EN EL CORTE INGLÉS

No entiendo nada a mi mujer. Primero me habla de esos pequeños recuerdos que pueblan nuestra mente, recuerdos de esos pequeños momentos con la familia, con los amigos, con tu pareja, instantes de felicidad, momentos de inapreciable disfrute y del que no éramos conscientes. Desdichado de mí, pensaba en repetirlo este domingo tomando un café y disponiendo de un tiempo de conversación delicioso con mi Amada.

Pero resulta que a mi hijo con su ilusión de salir esta noche de fin de año con sus amigos y vestido como un gentleman pues hay que comprarle una corbata, corbata que él no puede comprarse porque a saber qué compra. Y yo me pregunto, si tengo miles de corbatas en casa que no utilizo porque Marina no me deja porque ya no están de moda, pero en el Fin de Año lo que mola es llamar la atención y yo las tengo de Carrascal. Además, si no acierta mi hijo a comprar la adecuada, qué más da, de eso se trata. Porque vamos a ver, Marina, si la compras tú, qué preferencias, qué criterios emplearás, una corbata para una noche es tirar el dinero, entonces debe de servir a Juan para trabajar, más yo te digo que si la compras para mí a nuestro hijo no le va a gustar. Tremendo dilema.

El caso es que mi tarde se esfumó en El Corte Inglés. Menos mal que se me dio por ir a buscar libros para encargar a los Reyes, y aún así me dieron las siete, siete y cuarto, ..., ocho y media. Y llamadas de móvil sin respuesta. Es que no sabes que al Corte Inglés hay que llevar móvil, que siempre nos perdemos. No sé que habrá pasado. No hay corbatas, son de muy mayor, esta le gustaría pero a mí no, o qué bien le queda la corbata a aquel turista rubio, alto, esbelto, tan fino, elegante, a la vez que juvenil.

Enfin, y luego dicen que pasado el tiempo desaparece el romanticismo.

A todos os lo digo, NO RENUNCIÉIS NUNCA A VUESTRO CAFÉ CON VUESTRA AMADA DE UNA TARDE DE DOMINGO Y MENOS POR IR A EL CORTE INGLÉS. Imponeros y luego enseñarme cómo se hace.

Vuestro amigo que os quiere y os desea un Próspero Año Nuevo.

1 comentario:

  1. Jajajajajja. ¡¡¡Que bueno!!! Me imagino la escena. El pobre de Luciano queriendo comprar a su gusto. Marina por otro lado mirando del suyo. Y tu, tu a tu bola, donde más disfrutas. Pero toda una tarde... ¿A qué me sonará esta historia? No sé, no sé...

    ResponderEliminar